Las disputas culturales en el espacio público como herramienta política


Hace unas semanas, una exposición se coló inusualmente en la agenda política. En Barcelona, El Born CCM sacó a la calle dos esculturas franquistas, formando parte de la muestra Franco, Victòria, República. Impunitat i espai urbà. La exposición pretendía "denunciar la banalización de la dictadura durante la democracia", ya que estas estatuas presidieron el espacio público hasta 2008 (el Franco a caballo en el Castillo de Montjuïc) y 2011 (la Victoria en el Passeig de Gràcia). Dejando de lado la performance en la que acabó la exposición -ahora sí, el Franquismo ya no es impune-, la ubicación de la muestra molestó a los partidos independentistas que forman la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona.

El mástil de la Senyera de 17,14 m junto a las tres piezas de la exposición - Julia Schulz-Dornburg
Con el cambio de gobierno municipal, el centro del Born -un memorial al asedio de 1714 inaugurado durante el Tricentenario- se abrió a conmemorar "otras memorias"Algunas autoras como Nuria Alabao apuntan que el relato del proceso independentista se marcó como punto de partida la victoria borbónica en la Guerra de Sucesión: mientras que para la construcción de este relato se ha dejado de lado el antifranquismo, que hasta hace unos años conectaba el catalanismo con el resto del Estado. Los restos del Born se convirtieron desde el Tricentenario en el epicentro del nacionalismo catalán, y quizás por eso, con esta exposición se disputa la significación de un espacio público central de Barcelona.

Una de las primeras imágenes del gobierno de Ribó en València es la apertura del balcón del Ayuntamiento a la ciudadanía. Y es que el balcón se convirtió en el símbolo de la València de Rita,
desde donde ostentaba el poder (que bote Rita, que bote Rita...). De hecho, el fin de la hegemonía política de Barberá lo marcaron los silbidos bajo el balcón durante les mascletaes de 2014 y 2015.

Las Reinas Magas saludan desde el balcón - Europa Press
Por eso, lo que más molestó en la Cavalcada de la Setmana de la Infantesa fue que subieran al balcón a saludar. No sólo se abría a las visitas de la ciudadanía, sino que además también lo podían hacer servir colectivos de la ciudad: un capítulo más en la disputa por el significado del Balcón.

Otros casos de significación del espacio público los encontramos en la Puerta del Sol madrileña, escenario de manifestaciones y "revoluciones" (ejem) desde el siglo XIX: o la Puerta de Brandemburgo de Berlín, que se ha convertido en el símbolo de la reunificación alemana y punto central de la ciudad. Otro caso, sería el de la diferencia entre el Sony Center de la Berlín capitalista y reunificada frente a la Alexanderplatz de Berlín Este.

Controlar la significación del espacio público es clave en la construcción de movimientos y hegemonías políticas. También en el caso de conflictos urbanos, la significación del espacio público marcará la resolución del conflicto. Por eso también, quien gana el significado, gana la disputa por dominar el espacio público.

En el caso de Alicante, una de las debilidades del actual gobierno municipal es que carece de imágenes que simbolicen el cambo de gobierno. Y de eso, Sonia Castedo  sabía mucho. De igual forma, los problemas en el centro de la ciudad de convivencia vecinal y modelo económico requerirían de una resignificación del espacio público, actualmente concebido sólo como un espacio de consumo.

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